PLANILANDIA // Edwin Abbott Abbott

LA FANTASÍA DE LAS MATEMÁTICAS GEOMÉTRICAS

Se podría decir que Planilandia, para mí, tiene buen comienzo y mejor final. No es que el camino sea malo, solo algunos capitulos en donde (y ya digo que es opinión mía) no me han resultado atractivos. 

  • Al principio tienes ese gusanillo de como será ese mundo plano donde vas recordando los principios de la geometría básica aplicada a esta divertida y productiva novela.
  • Los capítulos finales son apoteósicos al presenciar el protagonista (un cuadrado) la extraña tercera dimensión y de ahí replantearse la idea de porqué no poder haber más dimensiones escalonadas por encima de las ya vistas.

La historia es relatada desde la perspectiva de un cuadrado que nos va explicando la naturaleza de su mundo, sus habitantes, sus costumbres, como se reproducen, las diferentes clases sociales...etc. Todo ello con una imaginación matemática.

Podemos citar su Método para el reconocimiento, pues recordemos que estamos en un mundo plano donde los habitantes estan acostumbrados a ver solo líneas y puntos y necesitan de algo más para diferenciarse entre ellos; la famosa Revolución del Color donde se obtó por colorear los lados de los habitantes para su mejor reconocimiento visual, dando lugar a problemas entre clases por la proclamación de la Ley Universal del Color, hasta su derrocamiento final; y, cómo no, al final de la novela podremos presenciar la existencia de una dimensión superior (Tercera Dimensión) y cómo nuestro protagonista lo experimenta al ser trasportado allí por una esfera.

Por ofreceros una pequeña muestra de la imaginación del autor puedo citar brevemente y sin espoilear mucho la pirámide social de Planilandia:

  • Clases bajas: son los triángulos de dos lados iguales y el tercero mucho más corto dando resultado un ángulo muy agudo (triángulo isósceles). Las mujeres son líneas rectas por lo que simplemente no están por así decirlo en ninguna de las clases. Ejemplo: si un soldado de ángulo muy cerrado es una cuña, una mujer se cerraría del todo convirtiéndose en una línea. Y como de frente solo se ve un punto, las hace practicamente invisibles, lo que es una bendición para ellas pero no tanto para los demás (mejor que lo veáis en la novela en las leyes para las mujeres).
  • Clases medias: triángulos de lados iguales (equiláteros).
  • Nobleza: se encuentran varios grados:
    • Figuras de seis caras (hexágonos).
    • Desde seis hasta llegar a los de múltiples lados o poligonales.
  • Orden sacerdotal: cuando el número de lados se vuelve tan numeroso y éstos tan pequeños se asemeja a lo que viene siendo un círculo, que son la última de las clases.

Como véis, es todo un mundo de formas lleno de personalidad gracias a los paralelismos con por ejemplo una sociedad medieval. Un juego de tronos geométrico.

Pero es que la cuestiones difíciles como el reconocimiento entre las formas (que como ya hemos dicho solo ven líneas y puntos); su reproducción (que depende las clases puedes promocionar a un hijo con un lado más que los padres y poder subir en la pirámide social, o no promocionar y seguir con los mismos lados y en la misma clase social); el clima y la disposición de las casas (con una puerta para el hombre y otra para la mujer); son explicadas tan coherentes con respecto a las matemáticas y el resultado es tan original que hace que parezca una novela mucho más reciente. 

Es más, cuando la compré, leí el dorso, y vi que estaba en la estantería al lado de novelas de Asimov, Clarke, o Bradbury, supuse que el autor sería de esa generacion de autores. Pero para nada. Planilandia, de Edwin Abbott Abbott, fue publicada anónimamente en 1884.

Es un pequeño-gran cuento donde se mezclan las matemáticas geométricas con la fantasía más asequible a ellas.

Nada está fuera de lugar, todo es preciso, como las matemáticas.

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