EL GRITO DE LA LECHUZA // Patricia Highsmith

El placer de observar


Encontrar la paz por medio de la contemplación es algo maravilloso. Es un acto que requiere de paciencia. Puede ser cualquier cosa: un paisaje, un cuadro, un objeto, un hombre, una mujer. Esa paz y ese bienestar producido, por ejemplo, por una mujer, es algo que nos beneficia en gran parte y no en todos los casos se precisa de algo más. A veces es necesario ir más allá, pero con ello te arriesgas a que todo se vaya por la borda y quisieras no haber echo nada desde el principio. 

Robert Forester, un hombre que no es lo que parece a simple vista, se obsesiona con una joven muchacha que vive con su novio. No es que la desee con intenciones sexuales, ni que sea él un depravado sexual. Le gusta observarla en su día a día y ver como va de aquí para allá haciendo sus labores cotidianas. Cuando ella lo sorprende una noche, no huye ni llama a la policía. Mantiene una charla con él y desde ese momento llegarán a verse en más de una ocasión. La novela narra la historia de un amor imposible y las consecuencias que ello conlleva. Además, tiene partes de novela de misterio y policiaca. Una lectura entretenida y que se leerá de un tirón. 

La novela la puedo equiparar a Antichrista de Amélie Nothomb, que me supuso una lectura agradable, para nada pesada, y rápida. No la puedo calificar de novelón porque lo he visto como una historia que le puede ocurrir a a cualquiera, algo trivial (dentro de lo que cabe) y no como algo extraordinario; pero no por ello, menos impactante.

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