EN EL CAFE DE LA JUVENTUD PERDIDA // Patrick Modiano

LA NOSTALGIA DEL PASADO

Lo leí hace un mes y medio por lo menos. El ambiente donde transcurren los hechos es apetecible si te gusta todo lo que tiene que ver con los sucesos en una ciudad bohemia del pasado. En este caso, es en París, en los años 60.

Lo que más me atrajo fue el como describe el autor los lugares: las calles, bares, restaurantes, por las que transitaban sus personajes..., hace sentirse a uno a gusto en ese lugar imaginado en la cabeza y, luego, a la vez que las palabras se estampan en tus ojos intentas buscarlo en alguna imagen, dibujo, como para que quede constancia de lo vivido, pero no es ahí donde puedo oler el tapizado de los asientos, el sabor de la memoria que, dulcemente inunda mi ser y me hace recordar con nostalgia lo que ya no está; todo eso no debe de salir de mi imaginación. 

El lugar es encantador: París, en una época pasada donde, ha diferencia de ahora (y para mí), todo era más auténtico, más real. La historia transcurre en los pubs y bares de aquellos tiempos, en concreto en uno de muchos, el café Le Conde, donde se reúnen artistas variopintos, entre ellos los diferentes hombres (narradores) que contarán su experiencia con Jacqueline Delanque,  mejor conocida como Louki. 

Empatizo mucho con las novelas que me han gustado y con ésta no ha sido menos. No he dejado de imaginar cómo sería sentarse allí, en ese café de los 60, junto a Roland, Zacharias, Jean-Michel y la propia Jacqueline; y debatir sobre la vida, concretamente sobre el pasado, el recordar los buenos tiempos con nostalgia, que es uno de los principales temas de la novela. 

La historia es encantadora: todo discurre en torno a Louki, de la que los cuatro narradores hablan  y expresan sus sentimientos hacia ella. Louki es una joven que visita con frecuencia el café Le Conde para escapar de su vida y desinhibirse de sus problemas. Los narradores nos ayudan al darnos descripciones de la vida de ella con cada capitulo, desde la relación con su madre, trabajadora en el Moulin-Rouge, pasando por sus escapadas nocturnas hasta las reuniones en casa de un hombre peculiar.

El libro es corto de leer y aún así releí la segunda mitad por no encontrar la forma de encajar las piezas de la trama tras un corto parón. Lo volveré a leer sin duda, pues es un viaje hacia atrás, para recordar nuestra vida y como eran las cosas entonces, y todo con una mujer, una ciudad, como centro narrativo que llega a ser el objeto de deseo de los protagonistas.